La poesía romana comenzó a brillar con luz propia alrededor del 60 a.C., con Lucrecio, Catulo y, finalmente, Ovidio.
Ese año inició del esplendor de la poesía romana, y se marcó también el nacimiento del primer triunvirato, formado por César, Pompeyo y Craso. Se trata de una época en la que Roma vive profundos cambios, y no sólo en la político o militar. Cambia el sentimiento, el alma de los romanos. Los sentimientos de los individuos comienzan a estar por encima, incluso, del propio estado.
Durante esta época, se manifestaron diferentes géneros, entre ellos:
- Poesía didáctica: Se elegía un tema especializado y complejo, y sobre éste el poeta debía componer un poema con el estilo más refinadamente exquisito del que fuera capaz
- Poesía individualista: También conocida como personal, es el tipo de poesía que hacen aquellas poetas cuya personalidad se impone de forma absoluta en toda su obra.
La lírica latina comienza en Roma mucho más tarde que la épica o el teatro, concretamente a finales del siglo II a.C.
Las características de esta nueva poesía siguen siendo semejantes a las de la lírica griega (mitología, polimetría, etc.), pero la diferencia es que los romanos escribieron poca poesía lírica propiamente dicha y además fue un producto completamente literario no arraigado en la costumbre social, pensado para ser leído y no cantado.